La promoción de nuevas oportunidades económicas, el aumento de la competitividad y el uso sostenible del capital natural son parte de los beneficios que motivan a Colombia a adoptar un modelo de economía circular. Esto pudiera significar para el país más de 11 mil millones de dólares anuales en ahorros de materiales, alternativas de negocio y factores que fortalezcan la productividad, como pueden ser la consolidación de las cadenas de valor y el establecimiento de encadenamientos.
Bajo la premisa “producir conservando y conservar produciendo”, Colombia es el primer país de América Latina en contar con una “Estrategia nacional de economía circular”, como una de sus principales líneas de acción para cumplir con las metas de reciclaje y reducción de gases efecto invernadero establecidas en el marco del Acuerdo de París.
A diferencia del modelo lineal basado en “tomar, hacer, desechar”, la economía circular supone un ciclo restaurativo y regenerativo, que se rige por 3 principios:
- Eliminar los residuos y la contaminación buscando la manera de reutilizar, reparar o reciclar.
- Diseñar productos y usar materiales que puedan mantenerse en circulación, porque son reciclables o biodegradables.
- Cambiar el enfoque de extracción de la naturaleza y adoptar procesos más amigables con el ambiente que permitan su regeneración.
Los beneficios medioambientales no se limitan solo a la gestión de residuos o al uso de materias primas y otros recursos no renovables. Además, facilitarán la transición de un consumo energético con mayor participación de energías renovables y la disminución de las emisiones de dióxido de carbono en 48% para el año 2030.
La circularidad de la energía limpia y el reciclaje de paneles solares
La implementación de energías renovables no convencionales, como las turbinas eólicas y las placas fotovoltaicas, es clave en la economía circular, así como también la posibilidad de reutilizarlas, repararlas y reciclarlas al final de su vida útil. En los sistemas de energía solar, dicho ciclo depende del tipo de instalación, cuyo elemento principal suelen ser los paneles fotovoltaicos que duran alrededor de 20 años.
En líneas generales, el porcentaje de residuos recuperables en las celdas solares, sean de silicio o de películas delgadas, se encuentra entre el 96%-98%. Los componentes con mayor potencial de reciclaje y reutilización en nuevos mercados son el vidrio, los polímeros basados en etil-vinil-acetato (EVA), las placas de aluminio de los marcos y láminas de soporte.
A nivel mundial ya se han establecido varias técnicas para la adecuada disposición de residuos de las placas solares y el reciclaje de sus componentes. Alemania, España, Estados Unidos y Japón son países que se destacan por su manejo de desechos, entre los que se incluyen la separación manual, mecánica y magnética de los materiales para triturarlos, incinerarlos o depositarlos en celdas de seguridad.
Las normativas para la disposición final de los módulos fotovoltaicos en el ámbito internacional involucran a todos los actores del sector de energías renovables, de manera que productores, comercializadores y consumidores tengan un manejo especial y distinto al de los residuos sólidos convencionales.
En el caso de la Unión Europea, por ejemplo, las empresas cuentan con indicadores que deben conseguir para reducir el impacto de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Los indicadores clave de rendimiento o KPI’s van desde su recolección separada hasta un correcto transporte y tasa de valorización de 75%. Aunque tienen un objetivo común, cada país establece sus propias estrategias y disposiciones legales, como lo son la Ley ElektroG en Alemania y el Real Decreto 110/2015 en España.
Lineamientos para el uso de módulos fotovoltaicos en Colombia
A raíz de los compromisos asumidos en los convenios de Río de Janeiro de 1992 y de 2012 y la cumbre de Basilea en el año de 1989, Colombia inició el camino para establecer estrategias de planeación ambiental y el manejo integral de residuos.
Con la posterior conformación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo se determinaron normativas específicas como Política Ambiental para la Gestión Integral de Residuos o Desechos Peligrosos RESPEL (2005), la Política de Gestión integral de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (2007), el Reglamentario del Sector Ambiente y Desarrollo Sostenible (2015) y los decretos 1.076 y 284 (2015 y 2018, respectivamente).
Los planes de desarrollo de nuestro país incluyen líneas de acción para incentivar la economía circular, la producción y consumo sostenible, la mitigación del cambio climático y el uso de fuentes de energía limpia. Para lograr este desarrollo se cuentan con las pautas del Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía (FENOGE) y los permisos especiales otorgados por la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA).
Sin embargo, el principal parámetro para la gestión, el tratamiento, el reciclaje de los paneles solares y la disposición final de sus residuos, se enmarca en la Política Nacional para la Gestión Integral de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos. Esta ley se aplica en todos los sectores que manejan células solares, ya sean como fabricantes, comerciantes, ensambladores o consumidores.
Para ello se enfoca en 4 estrategias:
- Sensibilización y educación para promover prácticas de producción y consumo responsable de aparatos eléctricos y electrónicos.
- Desarrollo y establecimiento de sistemas de recolección y gestión de RAEE, a cargo de los productores, que deben facilitar la devolución por parte del consumidor.
- Promoción de la investigación, tecnología e innovación en procesos para el aprovechamiento de RAEE de manera ambientalmente responsable y segura.
- Conformación de mecanismos de trabajo entre productores, comercializadores y gestores, en conjunto con el sector público, para asegurar que los programas posconsumo se implementen adecuadamente en el país.
Adicionalmente el gobierno colombiano cuenta con instrumentos de financiación que impulsan actividades comprometidas con la sostenibilidad y la mitigación del cambio climático. También otorgan beneficios tributarios a los proyectos de energía renovable de fuentes no convencionales, que cumplen los lineamientos adecuados y estén registrados en la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME).
Conclusión
La transición de la economía lineal a una circular en Colombia se presenta como el modelo que debe acompañar el desarrollo y adopción de fuentes de energía renovable no convencionales. Solo bajo la premisa de “producir conservando y conservar produciendo” el país podrá aprovechar su potencial de energía solar fotovoltaica y cumplir con sus metas de sostenibilidad para el 2030.
En asociación con Castleberry Media, estamos comprometidos con el cuidado de nuestro planeta. Por lo tanto, este contenido es responsable con el medioambiente.
Puntos importantes
- La economía circular es un modelo que maneja un ciclo restaurativo y regenerativo en la producción, comercialización y consumo de bienes materiales, opuesto al “tomar, hacer, desechar” que implica el modelo económico lineal.
- Colombia es el primer país de la región en establecer una Estrategia nacional de economía circular, la cual se rige por la premisa “producir conservando y conservar produciendo”.
- En el marco de la transición energética del país hacia fuentes de energía más limpias, como la solar, los principios de la economía circular son esenciales para el adecuado uso y aprovechamiento de los módulos fotovoltaicos.
- Tanto en el ámbito global como en el nacional, existen normativas especiales para la producción, consumo y recolección de los paneles solares, pues la gestión de sus residuos debe ser diferente a la de otros desechos sólidos.